Por su parte Mario J. Buschiazzo, en su libro "Estudios de Arquitectura Colonial Hispano Americana" dice que el Palacio del Almirante es estupendo ejemplar del plateresco traído a las Indias: que cinco flores de lis, una cruz de Santiago, una encina y las barras de Aragón, pregonan en su heráldico lenguaje la orgullosa prosapia de don Pedro Peralta de los Ríos, conde de la Laguna, cuyos son los escudos del portal. Agrega Buschiazzo, que dicho personaje fue quien reconstruyó en la segunda mitad del siglo XVII, el palacio, tal como hoy se encuentra; y que en cuanto a quien fue el primer dueño, no hay seguridad; y que las estancias y lo salones, algunos de ellos con magníficos artesonados mudéjares, se agrupan alrededor de un amplio patio con soportales de medio punto en sus dos plantas, vinculadas por una magnífica escalera de honor.
(La casa del Almirante) Una de las mansiones que mejor han mantenido el carácter palaciego de la aristocracia surgida con la conquista fue la Casa del Almirante. Verdadera obra maestra de la arquitectura civil cusqueña. Su nombre proviene de uno de sus más célebres propietarios, el Almirante Francisco Alderete Maldonado, quien ocupó la casa hasta su muerte en 1643. Posteriormente, fue sede del Arzobispado, y luego efímero palacio del último virrey del Perú y Casa de Gobierno del mariscal Santa Cruz bajo la Confederación Peruano- Boliviana. Ya en el siglo XX fue adquirida por la Universidad Nacional San Antonio Abad y, finalmente, destinada como sede del Museo Inca , que alberga una importante colección arqueológica que incluye piezas de cerámica, de orfebrería, tejidos y momias. Al igual que otras casas del siglo XVI, en su exterior ostenta el muro incaico original. La portada renacentista, situada en esquina, está entre las mejores de la ciudad. Flanqu...
Comentarios
Publicar un comentario